miércoles, 2 de julio de 2014

Los caminos de la resignación


por Hugo Bruschi en el Año de la Dignidad.

Desde siempre oí decir, que no se debe perder tiempo en cosas que no podrás cambiar. Nunca pude saber si quienes así opinan, lo han intentado alguna vez. Sin olvidarnos por supuesto, del "siempre hubieron ricos y pobres" o "el mundo está hecho a la medida". Esta última se ajustaría más a los puntos de vista de Rockefeller, que de un asalariado. Pero sin embargo estos razonamientos están muy arraigados en la gente. Por supuesto que la aceptación del mundo tal cual es - no del libro de la escuela sino de la vida diaria - tiene explicaciones que seguramente parten de la impotencia y la frustración, terreno abonado hacia la indiferencia. "El que venga atrás, que arregle" se repite muchas veces, sin pensar que el que viene, puede ser tu hijo o tu nieto. Y este estado de apatía social, es precisamente el buscado por los dueños del negocio. Pues cuando toda una Sociedad opta por elegir a sus gobernantes, entre los menos malos, cuando una colectividad acepta la corrupción como algo inevitable, esa Sociedad se ha perdido el respeto a sí misma y a partir de ahí, ya nada puede asombrarnos.

Se aceptará la tortura porque siempre se torturó y además porque "algo habrás hecho", se aceptará la legalización de la droga, porque aquí se fuma desde hace mucho tiempo, se aceptarán ciertos desvíos de hombres públicos, porque " el que esté libre de culpas, que tire la primera piedra", es decir: entre bomberos no nos vamos a pisar la manguera. Lo que equivale a decir, acá todo el mundo fuma abajo del agua y no me jodan con moralinas. Cuando todas y muchas más de estas cosas son moneda corriente y aceptada como tal, podemos afirmar que estamos ante el colapso moral de una Sociedad. Y esta situación de parálisis moral que estamos viviendo, tiene responsables que  la han alimentado por casi 200 años, desde la Flia. Rivera hasta nuestros días. Hubo tal vez un intento por parte de una generación, que se negó a aceptar como bueno un sucedáneo de lo que tendría que ser un país en democracia. Y esa generación fue aplastada y no sólo en el terreno militar. Fue aplastada porque constituía un mal ejemplo, para quienes vivían y usufructuaban de la joda hablando en claro. En su País de la Cola de Paja", Mario Benedetti allá por el 1964 nos pintaba tal cual somos. Hoy la crisis ha llegado a tales extremos, que los que hasta ayer propugnaban cambios radicales, están dudando y se han cruzado de brazos. Y lo que es peor aún: aplauden lo que ayer rechazaban, por lo que muchas veces nos preguntamos que grado de sinceridad albergaban aquellas personas, por qué Patria estaban luchando......O será que los equivocados fuimos nosotros que les otorgamos un "status", a gente que apenas reclamaba un lugar en la fiesta?
Pero como bien dijo Aparicio Saravia al momento de algunas deserciones, "es la cáscara que se va, el cerno queda" Y ese cerno con ser poco,irá creciendo con mucho aprendizaje. Nó de lo que hay que hacer, que para ello no existen recetas. SINO DE LO QUE NO HAY QUE HACER..... y para ello sí tenemos a la vista muchos ejemplos, manuales enteros de conductas a desterrar para siempre, toda una compilación de versos a tirar a la basura, toda una enciclopedia de discursos vacios de contenido, elaborados tal vez desde los sueños personales y ansias de poder, todo un diccionario de la lengua castellana para hablar bien, que no es privilegio burgués ni proletario, es hablar bien. Lejos del lenguaje populista para alimentar simpatías y dejar contenta a la hinchada, diciendo que "así habla el Pueblo". Así habla un pequeño sector que no tuvo oportunidades y que fue condenado a vivir al margen, para quienes la escuela fue la cárcel o los establecimientos de "recuperación del menor" que nos ofrece el INAU. Y es a ese sector que se dirigen los caza-votos haciéndoles creer que todos somos iguales, aunque vivimos en barrios distintos. Me recuerda a aquellos políticos que recorrían el campo en tiempo de elecciones y hasta tomaban mate con la peonada. Cuando no los veían, escupían al costado como queriendo aliviar la tos repentina. O cuando van al Aeropuerto de Carrasco como abanderados de la congoja y sufriendo de bronca para dejar contenta a la hinchada. Y si es preciso echar mano al insulto, legalizando de algún modo este nuevo idioma. En lugar de hacerle ver al Pueblo, que este no es el idioma más apropiado, al momento de pedir empleo o de rendir un exámen. Se extrañarían Uds. que mañana un niño le diga a la maestra: hija de p......? Verdad que nó, si ya lo dijo el presidente. Se extraña Ud. que muchas maestras hayan sido castigadas? Porqué se extraña, acaso ya no dijo el presidente que no trabajan tanto como para pedir aumento o que se gastan el dinero en cosas superfluas, como lo aseguró su esposa? Y a qué viene ahora toda esa indignación con la FIFA, cuando no hace mucho se sentaba a la mesa con ellos? Uno a veces se pregunta con ingenuidad -claro está - si este Sr. no conoce otros ámbitos que nada tienen que ver con el fútbol, en donde se sancionan con dureza Pueblos enteros? En donde se condena a la pobreza o a las bombas buenas, a millones de seres humanos? Àmbitos a los que él sonriente y sumiso suele visitar, para poner en escena sus virtudes humorísticas ,que provocan la risa una vez acabada la función pero haciéndole creer que se trata de un líder regional, una suerte de profeta que nos advierte de los peligros que nos acechan, si no cuidamos la naturaleza y mejoramos el capitalismo. Un todo terreno o mejor dicho un todo uso, que bien alimentadas sus necesidades mediáticas, puede dar muy buenos dividendos a los dueños del circo.

Pero la descomposición moral, de quienes tendrían que dar el ejemplo ha llegado tan lejos, que hasta el propio Danilo Astori - de otro modo hombre culto y de buenos modales- ha tenido que apoyar a su Presidente y sus declaraciones que han recorrido el mundo. Para no hablar del silencio cómplice del resto, porque aquí no se trata de "fulano es así", aquí está hablando el presidente de un pais, una persona que temporalmente ocupa el cargo. Y esto no le hace ningún favor a la función y mucho menos al País. Como nos verán en el exterior? Pero detrás de este lenguaje se oculta la derrota y no precisamente en las canchas del mundial, sino la derrota inexorable que se acerca.  Y más temprano que tarde, entenderán las hinchadas futboleras, que la Patria es otra cosa, que vá mucho más allá de una pelota o un mordisco en el área por más que gente que sólo piensa en los votos, intenten incorporarlos y usarlos a su favor. Para entender que la corrrupción que buscamos en la FIFA  y que existe, la tenemos en casa más cerca de lo que imaginamos y que incluso muchos de esos personajes son amigos del ahora irritado presidente.

Ojalá que una vez calmados los ánimos y vueltos a la realidad cotidiana, podamos entender que la aceptación de los menos malos, son síntomas inequívos de que algo anda mal y que tendremos que cambiar. Por una cuestión de dignidad y para devolvernos el respeto que nos perdimos a nosotros mismos.