sábado, 10 de enero de 2015

La libertad de expresión


por Hugo Bruschi en el Año contra la Impunidad

De pronto el nuevo orden mundial, nos recuerda la importancia de este principio que nos permite decir lo que pensamos. Claro que siempre habrá algún o algunos intolerantes, que no comprenden las bondades de este beneficio y reacciona de forma irracional. Los últimos acontecimietos de París, han traido nuevamete al conocimiento de todos nosotros, que este principio se defenderá hasta el último aliento, hasta la última gota de sangre si fuere menester. "No nos dejaremos intimidar por el terrorismo" fueron los titulares de los principales diarios europeos. Acto seguido nos dicen que los terroristas eran musulmanes. Se trata de una nueva forma de informar. En México desaparecieron 43 estudiantes y nunca oimos decir que quienes llevaron adelante este crimen, fueran Cristianos.

A partir de ahora, la intolerancia occidental tiene el combustible que necesitaba, para seguir alimentando el incendio que iniciaron contra los inmigrantes, contra todos aquellos que arriesgando sus vidas golpean las puertas de Europa, contra los musulmanes. A partir de ahora habrá luz verde para atentar contra las Mezquitas, contra los negocios de los árabes, contra las mujeres que cubren sus cabezas, contra todo lo que parezca sospechoso o que no se "nos parezca". Y llegan Cameron, C. Lagarde, Rajoy, Hollande y M. Le Penn para marchar codo a codo en una demostración, que enviará un claro mensaje al enemigo.

La Libertad de expresión no se negocia. Tendrán que aceptar calladitos la boca que ridiculicen a su profeta, que subestimen su inteligencia presentándolos como inferiores o marcharse del país. Estamos en casa y tendrán que aceptar las reglas del juego. Tendrán que entender que nuestro humor es fino, es intelectual. Que podemos dibujar una villa miseria y expresar nuestro rechazo a sus formas primitivas, que prescinde de la calefacción. Hay que estimular la risa tan buena para la salud ciudadana.

Tampoco es casual que los terroristas procedan de los ghettos, estigmatizados y postergados, no es casual que la gente se opere la nariz que los delata, se coloree el pelo o mencione otro domicilio a la hora de pedir empleo.

Los últimos acontecimientos, dolorosos e indefendibles, han puesto de manifiesto la doble moral de quienes informan a la población, blanco de sus mentiras disfrazadas, de sus insinuaciones, de sus sospechas infundadas. Ellos saben que por desgracia para la verdad, llegarán a los cerebros no pensantes del 90% de la gente. El 10% restante que no les cree, no cuenta demasiado. Las mayorías siempre tienen razón. Pero la Libertad de Expresión, no parece funcionar muy bien cuando algún periodista digno quiere relatar lo que vió, en los escenarios de guerra contra "el mal". Tampoco funcionó muy bien para quienes quisieron decir su verdad y tuvieron que refugiarse en alguna Embajada o en algún país para salvar su vida. La Libertad de Expresión no parece funcionar muy bien cuando de crímenes de lesa humanidad se cometen en Irak, Agfhanistan, Siria, Libia, etc. en donde la voracidad de las empresas petroleras, no repara en vidas así sean niños, así sean 500.000 niños que bien habría que sacrificar para "sacar a Saddam Hussein" como dijo la simpática ministro de relaciones de EEUU. Para no hablar de un pasado colonialista, preguntar en Vietnam o en Argelia y tendrán la respuesta. Francia participa con el resto del mundo imperialista en la rapiña. Le habrá contado la Libertad de Expresión toda la verdad a los franceses? Y que dirán aquellos que son invitados a irse del país? Acaso "Cuando tú abandones el mío, yo dejaré el tuyo"?